domingo, 3 de abril de 2016

Los vampiros emocionales



Alguna vez nos ha pasado que relacionándonos con gente, bien sea conocidos bien sea gente con la que interactuamos de forma cotidiana, cuando acabamos de hablar con ellos nos sentimos con baja energía, como si nos la hubiesen chupado, son los vampiros emocionales.

Aunque este nombre suene un poco a película de miedo, a aquel personaje de ficción de largos dientes que chupa la sangre de los demás para sobrevivir, en nuestra vida nos hemos cruzado y cruzaremos más de una vez con personas que no nos chupan la sangre, pero si nuestra energía.

Muchas veces actúan de forma inconsciente alimentándose de nuestras fuerzas. La mayoría de veces estos vampiros emocionales no se dan cuenta de cómo actúan, lo hacen de forma no intencionada.

Cuando una persona te expone un problema emocional negativo y lo hace con mucha fuerza y expresividad, libera emociones que son muy potentes y que pueden llegar a afectar a su interlocutor por cometer éste el siguiente error: intentar entender a la persona a base de vivenciar de forma activa lo que siente, lo que se conoce como “ponerse en su lugar”. GRAN ERROR.

Cuando una persona para entender a otra intenta sentir lo mismo y este sentimiento es negativo, se coloca sin querer en su mismo sentimiento, en el mismo estado emocional y eso si, la va a entender perfectamente, pero no la podrá ayudar. Su estado pasará a ser el mismo que su interlocutor y ahora serán dos personas con el mismo problema. Y por el camino ya habrá perdido las fuerzas que le hubieran permitido ayudar.

Hay otro tipo de personas también en continuo estado emocional negativo que cuando te cuentan sus penas acaban felices, contentos y con fuerza y la persona que lo recibe acaba literalmente “hecha una mierda”, sin fuerzas, ni energía, ni humor.

Las emociones tienen una gran carga energética, sobre todo las emociones negativas. Estar en contacto de forma constante con personas negativas, personas que usan la crítica de forma constante, personas que solo ven el vaso medio lleno o más bien vacío… acaban repercutiendo en nuestro estado emocional chupando nuestras fuerzas, y nuestra positividad. Lo que el vampiro del cine hace con la sangre, el vampiro emocional hace con nuestra energía.

A esta gente tan negativa le suele molestar la positividad, ya que es un estado en el cual no encuentran cómodos, ni familiarizados y muchas veces intentaran sabotearlo. Se han realizado estudios al respecto que demuestran que si en una habitación con nueve individuos entrenados para mostrar un estado anímico negativo introducen un nuevo individuo entrenado para mostrar un estado anímico positivo, al cabo de pocos minutos mostrará el mismo estado que el resto de los participantes. Pero si el experimento se realiza al revés nueve individuos positivos e introducen uno de negativo, éste no cambiará su estado, sino que empeorará y posiblemente arrastre con él alguno de los participantes.

¿Qué hacer ante un vampiro emocional?

Detectarlos. Poco podremos hacer si no sabemos quiénes son. La forma más fácil es observar como determinadas personas nos quitan las fuerzas o nos vuelven pesimistas cuando interactuamos con ellas.

No ponerse nunca en el lugar del otro para entender lo que siente. Si se siente mal, sereis dos que se sienten mal y necesitareis de un tercero para cambiar la situación. Se puede escuchar, pero siempre desde un estado neutro emocionalmente.

La persona negativa no cambiará por más que tú lo intentes, cambiará cuando ella misma quiera, o considere que debe cambiar.

Si facilitamos nuestra energía emocional para alimentar la energía de otra persona, simplemente haremos un  intercambio de emociones (cargaremos al otro y nos descargaremos nosotros).

En gemología existen muchos minerales protectores, no estaría de más colgarse un cuarzo, o una amatista si no tenemos más remedio que estar en contacto con un vampiro emocional, esto nos protegerá de sus malas vibraciones.


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