Alguna vez nos ha
pasado que relacionándonos con gente, bien sea conocidos bien sea gente con la
que interactuamos de forma cotidiana, cuando acabamos de hablar con ellos nos
sentimos con baja energía, como si nos la hubiesen chupado, son los vampiros
emocionales.
Aunque este nombre
suene un poco a película de miedo, a aquel personaje de ficción de largos
dientes que chupa la sangre de los demás para sobrevivir, en nuestra vida nos
hemos cruzado y cruzaremos más de una vez con personas que no nos chupan la
sangre, pero si nuestra energía.
Muchas veces actúan de
forma inconsciente alimentándose de nuestras fuerzas. La mayoría de veces estos
vampiros emocionales no se dan cuenta de cómo actúan, lo hacen de forma no
intencionada.
Cuando una persona te
expone un problema emocional negativo y lo hace con mucha fuerza y expresividad,
libera emociones que son muy potentes y que pueden llegar a afectar a su
interlocutor por cometer éste el siguiente error: intentar entender a la
persona a base de vivenciar de forma activa lo que siente, lo que se conoce
como “ponerse en su lugar”. GRAN ERROR.
Cuando una persona para
entender a otra intenta sentir lo mismo y este sentimiento es negativo, se
coloca sin querer en su mismo sentimiento, en el mismo estado emocional y eso si, la va a entender perfectamente, pero no la podrá ayudar. Su estado pasará a
ser el mismo que su interlocutor y ahora serán dos personas con el mismo
problema. Y por el camino ya habrá perdido las fuerzas que le hubieran
permitido ayudar.
Hay otro tipo de
personas también en continuo estado emocional negativo que cuando te cuentan
sus penas acaban felices, contentos y con fuerza y la persona que lo recibe
acaba literalmente “hecha una mierda”, sin fuerzas, ni energía, ni humor.
Las emociones tienen
una gran carga energética, sobre todo las emociones negativas. Estar en
contacto de forma constante con personas negativas, personas que usan la
crítica de forma constante, personas que solo ven el vaso medio lleno o más
bien vacío… acaban repercutiendo en nuestro estado emocional chupando nuestras
fuerzas, y nuestra positividad. Lo que el vampiro del cine hace con la sangre,
el vampiro emocional hace con nuestra energía.
A esta gente tan
negativa le suele molestar la positividad, ya que es un estado en el cual no encuentran
cómodos, ni familiarizados y muchas veces intentaran sabotearlo. Se han
realizado estudios al respecto que demuestran que si en una habitación con
nueve individuos entrenados para mostrar un estado anímico negativo introducen
un nuevo individuo entrenado para mostrar un estado anímico positivo, al cabo
de pocos minutos mostrará el mismo estado que el resto de los participantes.
Pero si el experimento se realiza al revés nueve individuos positivos e
introducen uno de negativo, éste no cambiará su estado, sino que empeorará y
posiblemente arrastre con él alguno de los participantes.
¿Qué
hacer ante un vampiro emocional?
Detectarlos. Poco
podremos hacer si no sabemos quiénes son. La forma más fácil es observar como
determinadas personas nos quitan las fuerzas o nos vuelven pesimistas cuando
interactuamos con ellas.
No ponerse nunca en el
lugar del otro para entender lo que siente. Si se siente mal, sereis dos que se
sienten mal y necesitareis de un tercero para cambiar la situación. Se puede
escuchar, pero siempre desde un estado neutro emocionalmente.
La persona negativa no
cambiará por más que tú lo intentes, cambiará cuando ella misma quiera, o
considere que debe cambiar.
Si facilitamos nuestra
energía emocional para alimentar la energía de otra persona, simplemente haremos
un intercambio de emociones (cargaremos
al otro y nos descargaremos nosotros).
En gemología existen
muchos minerales protectores, no estaría de más colgarse un cuarzo, o una
amatista si no tenemos más remedio que estar en contacto con un vampiro
emocional, esto nos protegerá de sus malas vibraciones.
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