viernes, 1 de abril de 2016

¿Es cronica la ansiedad?



¿Es crónica la ansiedad?

Rotundamente NO!!!
Quizás muchas veces habréis oído que la ansiedad es crónica, que es para toda la vida, que solo se soluciona con ansiolíticos de forma permanente. No es así.

La ansiedad en sí no es nada más que un desajuste entre nuestro cuerpo biológico y nuestro “modus vivendi”. Es una respuesta orgánica y defensiva frente a un mundo que, si racionalmente interpretamos como civilizado y cognitivo, de forma orgánica y celular lo interpretamos como peligroso. La ansiedad no deja de ser una respuesta biológica hacia nuestro entorno, una respuesta defensiva contra los “peligros” que nos rodean, los estresores o agentes diversos que nos provocan estrés.

¿En qué observaríamos su cronicidad?

Voy a poner un ejemplo: Si cada día cuando te levantas coges, de forma inconsciente, un cuchillo y te lo clavas en el brazo, te vas a provocar una herida. Te la curas, pero a la mañana siguiente repites la acción y vuelves a provocarte una herida. La herida sería crónica, ya que si repites la acción ésta no llegaría nunca a curarse. Así pues el hecho de clavarse un cuchillo es una conducta y la herida su consecuencia.

Lo mismo pasa con la ansiedad si no la tratamos, es crónica porque las conductas que la generan las repetimos una y otra vez, como en el ejemplo con el cuchillo. Pero no sería crónica la ansiedad sino que habríamos hecho crónicas las circunstancias que la provocan.

¿Tenemos suficientes recursos contra la ansiedad?

Tenemos que tener el cuenta que la ansiedad es una respuesta biológicamente correcta. Como animales que en el fondo somos, la ansiedad es nuestra forma de protección ante los peligros, peligros que hoy en día no son los de antes, no nos persigue un depredador, no tenemos que luchar para conseguir comida, no dormimos con nuestras crías al aire libre, etc. Pero nuestra biología no ha cambiado, sí nuestra forma de viva.

Cuando la gente no tenía coche y se desplazaba entre pueblos andando, o se dedicaban a cultivar los campos, estaban muchas más horas bajo la luz solar y quemando calorías y, junto a ellas adrenalina. No tenían que hacer colas en la carretera, ni someterse a los bocinazos histéricos de algunos conductores.  Al igual que está más que demostrado que las tribus que viven en la naturaleza aprovechando sus recursos no conocen ni la ansiedad, ni la depresión.

Muchas veces ante síntomas de ansiedad lo que hacemos es razonarla, intentar averiguar su causa. ¿Quién razona un índice de glucemia alto? ¿Quién razona cuando, por cuestiones genéticas, tiene el colesterol alto?.  Pues así, porque se hace con la ansiedad. Lo mejor es buscar una solución ya que muchas veces no hay un motivo puntual que la justifique, de la misma manera que no hay una comida puntual que te eleve el colesterol, dependerá de muchos factores.

Hay personas que, sin saberlo, cuando sienten ansiedad empiezan a andar muy rápido dando vueltas por dónde estén si no pueden salir a la calle, están haciendo “lo que les pide el cuerpo”. Pero hay otras personas que cuando sienten ansiedad, se sientan para relajarse, estas están haciendo lo contrario a los que les pide el cuerpo. No olvidemos que la ansiedad es una reacción de lucha y huida, es una movilización orgánica de muchos recursos para preparar nuestro cuerpo para luchas o salir huyendo ante un peligro. Es un exceso puntual de energía que nos permitiría hacer cosas y tener unos reflejos que en un estado “normal” no tendríamos y con una respuesta muy rápida.

Imaginad el ejemplo: estamos en medio de la selva, no nos hemos dado cuenta pero detrás tenemos una serpiente venenosa con la boca abierta. Nos giramos, la vemos y sin darnos cuenta ya nos hemos puesto a correr hasta poner mucha distancia de por medio. Esto sería la respuesta correcta gracias a nuestro mecanismo de huida que compartimos con los animales, esto es ansiedad y su respuesta correcta.
Qué pasaría si no usáramos esta vía neurológica tan rápida. Estamos en medio de la selva, no nos hemos dado cuenta pero detrás tenemos una serpiente venenosa con la boca abierta. Nos giramos, la vemos y empezamos a procesar la información de modo racional. ¿Qué es? , una serpiente. ¿Será venenosa? Pues no se, no la reconozco….. ÑAM!!!! Ya nos ha mordido!!!!

En la vida cotidiana la serpiente puede ser cualquier estresor, desde el compañero que nos fastidia en el trabajo, el jefe que cada días nos exige más, un bocinazo en la calle, una discusión con la pareja, la Luna llena, etc. etc. Pero no podremos salir corriendo como espera nuestro cuerpo.

La ansiedad es positiva si sabemos canalizarla. Es una energía extra que podemos usar en muchas situaciones de nuestra vida, y, si tenemos demasiada energía acumulada, se tratará sólo de “quemarla” de forma física.

Así pues la ansiedad no es ni crónica, ni negativa, dependerá sólo de cómo la uses.



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