A los largo de nuestra
vida todos nos hemos preguntado alguna vez ¿porqué todo nos sale mal?
Todos hemos
experimentado alguna vez cosas y situaciones negativas que siguen a cosas y
situaciones negativas,... que parece que nunca se van a terminar. Llegamos a
condicionarnos de que todo los que nos va a pasar va a ser negativo, y lo peor de
todo es que la vida nos lo confirma.
¿Porqué
pasa esto?
Cuando nos encontramos
en un estado pesimista, envueltos por problemas y situaciones que nos cuesta
soportar, de manera inconsciente nos adaptamos a estas situaciones y pasamos a
convertirlas como habituales, conocidas, familiares. Como cualquier animal,
actuamos buscando siempre las situaciones que nos resulten familiares (aunque
estas sean negativas) porque inconscientemente nos dan seguridad. Es por esta razón
que cuando entramos dentro de una espiral “hacia abajo” atraeremos situaciones y hechos que respondan
a nuestras expectativas para así mantenernos en el mismo nivel, así buscaremos
de forma selectiva los hechos o situaciones que nos provoquen problemas.
Muchas personas ya han oído
desde la infancia el dicho de que “cuando todo va bien, tiene que venir algo
malo” o parecida “todo va bien, a tocar madera” como se ya estuviéramos esperando
lo malo. El hecho de interiorizar frases como éstas nos provoca un sentimiento
de malestar cuando seamos adultos cuando las cosas van bien, esperando lo malo
que nos depara el destino.
Vivimos en una sociedad
donde parece que lo malo sea lo normal y el sentirse bien lo excepcional. No
tendría que ser así, sino todo lo contrario. Tenemos que reaprender que la
situación normal es la de sentirse bien, la situación que nos tiene que
resultar familiar es el bienestar emocional, sea cuales sean las circunstancias
que nos rodeen. Así, cuando pasamos por un mal momento podríamos emplear todas
nuestras fuerzas para volver al estatus que nos corresponde, sentirnos bien.
Como expresa el libro “La
Ley de la Resonancia” de Pierre Franckh, la vida no es temporalmente
unidireccional, del pasado hacia el futuro. Como ya recogía Einstein en su
época, la vida es bidireccional, del pasado hacia el futuro y recíprocamente,
del futuro hacia el pasado, aunque nuestra percepción infinitamente limitada,
solo nos permita vivenciar el presente. De forma muy resumida, lo que viene a
decir el libro es que cuando el pasado envía deseos, miedos, propósitos… estos
viajarán en forma de ondas con su correspondiente vibración. Desde el futuro
retornan unas ondas que corresponden a las diferentes posibilidades, con sus
vibraciones asociadas. Cuando estas dos tipos de ondas chocan es cuando se
produce el acontecimiento. Dicho de una forma más simple, si tenemos miedo de
que pase alguna cosa, estamos enviando una ondas vibracionales concretas, que
si chocan con las ondas provenientes del futuro de igual signo, lo convertirán
en un hecho. Pero si al contrario, desde el pasado (considerando pasado una
milésima de segundo antes que el presente) mandamos ondas vibracionales de
deseo, de propósito positivo, de logro conseguido, estas chocarán con sus
correspondientes en el futuro y materializaremos lo que deseamos y nos
proponemos.
Esto es lo que nos
explica la teoría de cuerdas, la visión de nuestro ser no como un conjunto de
átomos, sino como unas partículas más pequeñas llamadas quantums, que
simplemente son vibraciones energéticas formadas por fuerzas eléctricas y
magnéticas, es energía que vibra.
Así que ya sabes, desea
en el pasado proyecta hacia el futuro y materialízalo en el presente, que sea
positivo o negativo solo va a depender de ti.
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