sábado, 2 de abril de 2016

El maltrato psicológico: Un peligro escondido en casa.



El maltrato físico, comparado con el psicológico, deja unas secuelas visibles en la víctima que lo recibe. Pero, ¿qué pasa con el maltrato psicológico? ¿Cómo actúa? ¿De qué forma muestra sus secuelas?

El maltrato psicológico de una persona hacia otra a veces es tan sutil que desde fuera no se nota. También se dan casos en los cuales la persona que lo sufre no es consciente de ello por diferentes razones. Por ejemplo:
El caso de una persona que ha convivido en su infancia dentro de un clima familiar de maltrato psicológico, dónde lo “normal” son los insultos, menosprecio, conductas posesivas, “paranoias” provocadas por los celos, y un reforzamiento positivo de la conducta de sumisión como evitación del conflicto. Pues bien, para esta persona este tipo de conductas si las recibe de adulta las puede llegar a considerar normales por su familiaridad.

A pesar que el maltrato psicológico puede afectar a personas de todos los sexos, edades y estatus social, mayoritariamente son dirigidos por un hombre contra una mujer y formarían parte en estos casos de la violencia machista. Es alarmante en los últimos tiempos el incremento de maltrato psicológico entre los jóvenes y adolescentes.

¿Cuáles son las conductas que se puedan ser consideradas como maltrato psicológico?

1.- Los insultos reiterados que acaban formando parte del día a día.
2.- Dirigirse constantemente hacia la otra persona de forma ofensiva y con menosprecio, aunque no se insulte. El típico “no sirves para nada”, “no te mereces estar conmigo”…
3.- Conductas de posesión y celos hacia toda la gente del entorno. Los típicos “estás más por los demás que por mí”, “te vistes bien para gustar a los demás, algo buscas”, “para qué quieres salir con amigas si ya me tienes a mí”…
4.- Manipulación a través de conductas según éstas afecten a la otra persona. Per ejemplo llevar un porte serio y/o despectivo, una indiferencia total, mostrarse enfadado sin decir el porqué. Con estas conductas se consigue la sumisión de la víctima.
5.- Aislamiento progresivo de la víctima, respecto a amigos y familiares. Cuanto más sola se sienta una persona más manipulable es.
6.- Limitar el tipo de trabajo que puede buscar o impedirle que busque trabajo para que así no se relacione.
7.- No dejarle intimidad, como por ejemplo compartir perfiles de facebook o inspeccionar correos o el whatsapp.
Entre muchas más.

¿Cómo afecta a la víctima?

El perfil psicológico de la persona que recibe maltrato psicológico sería el siguiente:
Baja autoestima. La víctima se acaba creyendo que no sirve para nada y que todo lo hace mal, o siempre peor que los demás.
Estado elevado de ansiedad. Se encuentra siempre en un estado de constante situación de alerta, ya que no sabe nunca como va a reaccionar el maltratador. Se vive siempre en un estado de incertidumbre que causa un alto malestar.
Cambio en la conducta, Para intentar no enfadar al maltratador hace imposibles para pasar el mínimo tiempo fuera de casa, minimizando el tiempo de la compra, por ejemplo. Deja las actividades de ocio y se cierra en sí misma a fin de no conocer a gente nueva. Poco a poco se aísla de sus amistades, conocidos, familia, quedándose en casa para contentar al maltratador.
Muestra dependencia emocional hacia el maltratador. Lo necesita, o eso es lo que se piensa, le disculpa todas sus acciones buscando la causa (el trabajo, los problemas, su fuerte carácter, su educación en la infancia,…)
Muchas veces el maltratador no permitiéndole trabajar, o habiendo conseguido que dejara su trabajo para cuidar de la casa y los niños, le crea una dependencia económica que impide que la persona pueda romper la relación aunque se lo plantee.

De puertas hacia afuera, esto no se ve, lo que supone uno de los principales problemas para la sociedad a fin de erradicar, por un lado el comportamiento del maltratador y, por el otro poder ayudar a la víctima. Además se añade que, socialmente y sobretodo en pequeñas localidades, muchas conductas agresivas, invasivas y de menosprecio de un hombre hacia una mujer, aún se disculpan y minimizan.

Como bien decía Sartre “mi libertad termina dónde empieza la de los demás” .


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