sábado, 6 de abril de 2019

Leyenda de un viejo indio


Narra una leyenda que en la fría mañana de enero un viejo indio le contó a su nieto una batalla acerca de lo que ocurre en el interior de las personas.

 El dijo, “Hijo mío, la batalla es entre dos lobos dentro de todos nosotros.

 “Uno es Malvado” – Es ira, envidia, celos, tristeza, pesar, avaricia, arrogancia, autocompasión, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, falso orgullo, superioridad y ego..

 “El otro es Bueno” – Es alegría, paz amor, esperanza, serenidad, humildad, bondad, benevolencia, empatía, generosidad, verdad, compasión y fe.”

 El nieto lo meditó por un minuto y luego preguntó a su abuelo: “¿Qué lobo gana?”

 El viejo Cherokee respondió, “Aquél al que tú alimentes.”



La doble moraleja de los cerdos.


Estaba un conductor en una carretera de mediana velocidad conduciendo su coche. De repente, vino otro coche en sentido contrario cuyo conductor haciendo señales raras y asustadizas, le dijo varias palabras por la ventanilla, pero que no se entendieron todas, la que mejor se percibió fue: cerdos.

Entonces, los que iban en el coche sintieron que habían sido ofendidos, e inclusive querían perseguirlos para pedirles explicaciones. Pero, se calmaron un poco y siguieron con su camino, eso sí molestos, diciendo que el mundo estaba totalmente agresivo, e incluso aumentaron la velocidad por la ira que sentían. 

A los pocos kilómetros de recorrido se encontraron con centenares de cerdos salvajes que estaba atacando a todos los coches en la carretera, por lo que tuvieron que retroceder y a duras penas escaparon del peligro.


Primera moraleja: No te enojes si no estás seguro que fuiste agredido, averigua más y mejor.
 
Segunda moraleja: Nunca ayudes de manera incompleta. Si no vas a ayudar completamente, mejor no lo hagas.


Abusos sexuales en la infancia


Actualmente están saliendo a la luz muchos casos de pederastia dentro de escuelas, anteriormente dentro de la Iglesia pero, desgraciadamente, no son casos aislados sino más comunes de lo que nos pensamos.  El abusador por norma general es una persona ligada al niño o niña, un profesor, un familiar, un sacerdote próximo. La víctima puede ser un niño o una niña, pero el agresor siempre suele ser un hombre.

Puedo constatar que en los 19 años que trabajo como psicóloga son muchísimos los casos que he visto de abusos sexuales en la infancia, todos ellos tenían en común que pensaban que era un caso “raro”, pero si por frecuencia lo tuviéramos que considerar, yo lo catalogaría como caso demasiado común, sobretodo en personas de más de cincuenta años.

¿Cómo lo vive la víctima cuando es adulta?

A menudo la persona que ha sufrido abusos en la infancia lo olvida, lo aparca durante años, y, una vez adulta, empieza a recordar pequeñas cosas, hasta de golpe y porrazo se le despierta aquel mal recuerdo, Hay casos en que se puede olvidar hasta más de cuarenta años, pero por norma general se empieza a recordar hacia los veinte o poco más.

Llegado a este momento aparece el sentimiento de culpabilidad, es común el sentirse responsable del abuso, de no haberlo parado en su momento, lo que da la falsa sensación de consentimiento. Si eso se mezcla con el hecho, en muchos casos, de haber seguido viendo al agresor, comportándose ambos como si nada hubiera ocurrido, ya que en muchos casos suele ser una familiar directo o allegado a la familia.

La víctima presenta una autoestima muy baja, un sentimiento de vergüenza constante y una sensación del tipo “esto sólo me ha podido pasar a mi”. Lo mantiene en un estricto secretismo, ya que piensa que si alguien lo supiera la vergüenza sería insoportable. En muchas situaciones estas personas han intentado suicidarse dentro de episodios depresivos.

¿Porqué no recuerdan los abusos durante muchos años?

Cuando una situación es traumática el niño o niña no lo entiende. Vive con la incertidumbre de que no sabe si está bien o mal, dado que el agresor ya se encarga de que diga nada a nadie, ya sea por amenazas o porque lo convence que aquello que le pide o le hace es normal.

En estos casos, como la mente no sabe como procesar esta información y estos recuerdos traumáticos, lo que hace es esconderlo dentro del inconsciente y con el tiempo olvidarlo.

Cuando la persona es adulta y está capacitada para poder procesar el recuerdo, empiezan a aparecer imágenes tipo flash, sensaciones, olores, colores etc., estímulos relacionados con los abusos. Poco a poco el inconsciente va soltando lo que escondía y la persona es capaz de recordarlo todo.

Que tiene que hacer la persona que ha sufrido abusos en su infancia cuando empieza a recordar.

Primero, no intentar olvidarlo otra vez, ya que a partir de este momento no podrá. Hablar con personas de confianza o un especialista, explicar qué le paso, casi todas las personas piensan que no las van a creer, éste es su principal temor, pero yo no me encontrado en ni un solo caso en que no se haya creído a la víctima. Se tiene que hablar abiertamente del tema, es la manera que la emoción negativa se despega de su recuerdo, y lo que perjudica no es el recuerdo en sí, sino la emoción que va ligada.

Tiene que saber que esto le ha pasado a mucha gente y que es muy probable que entre la gente que conoce también hay otra víctima que ha pasado por lo mismo y que también calla por vergüenza.

Tiene que quedarle claro que ningún niño o niña es culpable, ni provoca los abusos por parte de adulto, son víctimas de un agresor.