Primero voy a distinguir la etiqueta social de la
psicológica. La etiqueta social es aquella que nos hace pertenecer a un grupo
afín y no vernos como seres separados del resto. Y la psicológica es aquella que nos encasilla
en una patología de forma crónica y sin posibilidad de cambio, a pesar que nos
pueda definir de forma clara y comprensible.
Desde mi experiencia psicológica podría mencionar
muchísimas “etiquetas” con las que ha llegado la gente a mi consulta: que si
tengo ansiedad crónica, depresión crónica, fibromialgia, TDAH, y las múltiples
que han ido apareciendo.
Voy a poner un ejemplo: imagínate que cada día te clavas un cuchillo en el brazo y te produces una herida. Imagina que hay un manual que, fijándose solo en la herida, la define, la concreta y le pone un nombre (etiqueta). Ya sabes lo que pasa, ya sabes lo tienes, pero te pierdes un detalle muy importante. No es la herida la que te define, sino la repetición de la conducta, el clavarte el cuchillo cada día, lo que la provoca. Si cambias tu conducta inicial y dejas de clavarte el cuchillo, desaparecerá la herida y dejará de ser crónica. Pero para ello no cabe la etiqueta "clavador/a de cuchillos en tu brazo" ya que lo único que haria sería perpeturla.
Está bien montar un sistema clasificatorio de los
síntomas que se manifiestan para poder llevar una guía orientativa de cara a la
evolución de la persona, pero de ahí a ponerle una etiqueta va un largo trecho.
Dentro de la Psicología es bien conocido el hecho de
etiquetar a las personas con diagnósticos que conllevan cronicidad y, a veces, con
malas intenciones guiadas por ideologías más que criticables: véase el uso de
la etiqueta de homosexualidad como patología, o la histeria femenina que tanto
citaba Freud.
No estoy de acuerdo en poner una etiqueta a cada
cliente que entra en mi consulta, ya que a ellos a lo mejor les facilita el
conocimiento de sí mismos porque se ven identificados con un nombre como el que
tiene el colesterol alto o el que sufre diabetes, pero esto también los detiene
para realizar un cambio.
Soy más de la opinión de que en psicología existen
estados no etiquetas, y de que los estados como no son inmutables se pueden
cambiar, a veces con más esfuerzo, a veces con menos.
Así que, no confundas jamás una etiqueta con un
diagnóstico. La etiqueta te dará respuesta a lo que te pasa pero te anclará en
ese estado. El diagnóstico té informará de lo que te pasa pero siempre tiene
que ir acompañado de un “plan” para cambiar ese estado.
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