Mi nombre es Sílvia Torroella
Claver, llevo 16 años dedicándome a la psicología y la experiencia me indica
una cosa, una psicología para cada persona. Y cada persona es un mundo que
descifrar.
Me explico: no se pueden usar
manuales, no existe un tratamiento único para cada patología, ni siquiera se
podría definir de forma muy precisa que es una patología concreta, como sí
podríamos hacer con una infección bacteriológica, aplicando el antibiótico
conveniente.
Dentro de la aplicación de la
psicología se tienen que tener en cuenta todos los conocimientos posibles,
vengan del campo que vengan, aunque a veces eso cuesta de entender a personas
que no estén en este campo.
Mi base como bióloga me ha
facilitado muchísimo entender la forma orgánica, celular y genética pero con esto no basta.
Mi amor a la física me ha
permitido conocer y entender muchos conceptos aplicados en las terapias
alternativas, que como persona de ciencias que soy, necesito entender para
poder aplicar estas técnicas.
Mi pasión por el tema de la
muerte y el más allá desde que tenía 20 años (y ya ha llovido un poco) me ha
dado conocimientos sobre la evolución de este tema, de pasar de ser paranormal
a ser científico.
Mis conocimientos jurídicos que
también los tengo, sobre todo en tema civil, considerándome la gente que me
conoce como una “buena abogada” aunque no tenga título, (tengo la experiencia
más que necesaria), me facilita en una misma consulta, ofrecer el asesoramiento
que a veces de forma causal (no casual) necesita la persona.
Soy una Virgo, y como a tal, los
conocimientos nunca me sobran, más bien los necesito. Como si de una droga se
tratara.
Y todo este rollo no lo cuento
para echarme flores, sino porque no estoy a favor del típico comentario de la gente que trabaja de
cara al público o detrás de la barra de un bar: “yo también hago de psicólogo/a”.
Escuchar y escuchar no es
psicología, ayuda en algún caso porque la persona se desahoga, pero no les
soluciona el problema. Se necesitan pautas de conducta, cambio de ideas,
implicación para cambiar las cosas por parte de la persona que tiene el problema,
porque el verdadero trabajo lo realiza la persona que acude a un psicólogo/a.
Así que no se confunda la
psicología, con la psicología de barra.
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