miércoles, 6 de julio de 2016

La verdadera psicología no se encuentra tras la barra de un bar.



Mi nombre es Sílvia Torroella Claver, llevo 16 años dedicándome a la psicología y la experiencia me indica una cosa, una psicología para cada persona. Y cada persona es un mundo que descifrar.

Me explico: no se pueden usar manuales, no existe un tratamiento único para cada patología, ni siquiera se podría definir de forma muy precisa que es una patología concreta, como sí podríamos hacer con una infección bacteriológica, aplicando el antibiótico conveniente.

Dentro de la aplicación de la psicología se tienen que tener en cuenta todos los conocimientos posibles, vengan del campo que vengan, aunque a veces eso cuesta de entender a personas que no estén en este campo.

Mi base como bióloga me ha facilitado muchísimo entender la forma orgánica, celular y genética pero con esto no basta.

Mi amor a la física me ha permitido conocer y entender muchos conceptos aplicados en las terapias alternativas, que como persona de ciencias que soy, necesito entender para poder aplicar estas técnicas.

Mi pasión por el tema de la muerte y el más allá desde que tenía 20 años (y ya ha llovido un poco) me ha dado conocimientos sobre la evolución de este tema, de pasar de ser paranormal a ser científico.

Mis conocimientos jurídicos que también los tengo, sobre todo en tema civil, considerándome la gente que me conoce como una “buena abogada” aunque no tenga título, (tengo la experiencia más que necesaria), me facilita en una misma consulta, ofrecer el asesoramiento que a veces de forma causal (no casual) necesita la persona.

Soy una Virgo, y como a tal, los conocimientos nunca me sobran, más bien los necesito. Como si de una droga se tratara.

Y todo este rollo no lo cuento para echarme flores, sino porque no estoy a favor del  típico comentario de la gente que trabaja de cara al público o detrás de la barra de un bar: “yo también hago de psicólogo/a”.

Escuchar y escuchar no es psicología, ayuda en algún caso porque la persona se desahoga, pero no les soluciona el problema. Se necesitan pautas de conducta, cambio de ideas, implicación para cambiar las cosas por parte de la persona que tiene el problema, porque el verdadero trabajo lo realiza la persona que acude a un psicólogo/a.

Así que no se confunda la psicología, con la psicología de barra.



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