Como cualquier ser vivo, animal o
persona, una cosa que siempre nos ha asustado es el cambio, aunque éste sea a mejor.
Estamos acostumbrados a las
mismas cosas, los mismos sitios y las mismas personas con las que nos
relacionamos, a lo que llamamos costumbre, por lo familiar que nos resulta.
Pero esta costumbre, que a veces
más que costumbre es hastío, nos puede mantener estancados en el mismo sitio,
aunque éste no nos agrade o, es más, nos resulte perjudicial.
Somos animales de costumbres, ya
que el cerebro procesa lo que es familiar de una forma más rápida y cómoda.
Pero lejos de ser seres cerebrales somos seres emocionales y las emociones no
entienden de costumbres y razonamientos, entienden de intuición y de
sentimientos, de lo que nos hace sentir bien aunque esto no sea nuestra
costumbre.
Cuando en un momento de tu vida
ves que lo que vives de forma racional no se adapta a lo que a tí te gustaría
sentir, significa que has llegado a este punto, el punto del cambio. O sigues
haciendo lo mismo, como una simple rutina, o te pones manos a la obra y
apuestas por lo que quieres, por lo que sientes que quieres hacer.
Este momento del cambio, como cualquier
crisis (término que ha sido muy negativizado) significa que es el momento de
hacer algo nuevo, lo que te guste y te haga sentir mejor, pero sin miedo.
El miedo es la emoción que nos
impide avanzar y que no sirve para nada, salvo que nos encontremos ante un león
en la selva y nos ayude a salir corriendo.
Los miedos son los principales
frenos en los avances personales. Este se dispara ante el hecho de salir de la zona de falso confort que
a veces pensamos que tenemos, impidiendo que avancemos en la escuela vital que
es la vida.
Si tu vida es plena, feliz y te
sientes cien por cien con lo que haces y con la gente que te relacionas, pues
perfecto, ya tienes los que buscas. Pero si tienes la sensación de que algo
falla, de que no tienes lo que esperas, de que te resignas con lo que la vida
te da, solo te queda una respuesta, sin miedo y con ilusión: El cambio.
Cambia tu vida, tus amistades (si
hace falta), tu trabajo (si no te llena), tus conductas rutinarias, tus costumbres
y tu forma de ver la vida. Porque aunque cueste entender de forma racional,
solo cambiando lo que va mal se consigue lo que va mejor, y a veces, sin el
esfuerzo que creemos que nos va a suponer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario