Dentro de la Psicología
hay un tema clave en las relaciones sociales y en el movimiento de masas: la
manipulación.
¿Y, cual es la
principal arma de la manipulación?... El miedo.
Cuando una persona
tiene miedo, actúa de forma instintiva, poco racional y solo busca estar a
cobijo. El cobijo suele ser lo que resulta familiar (aunque racionalmente, esto
no sea lo mejor) pero es lo que conoce, ya se sabe de la expresión “más vale
malo conocido que bueno por conocer”, expresión sumamente manipulatoria.
Cuando una persona se
encuentra en una situación de miedo, el inconsciente permanece abierto a todo
tipo de “pistas” que le puedan salvar. Es como una manera fácil de inculcar
ideas que la parte consciente rechazaría, pero el inconsciente no tiene este
filtro y las usa todas “por si”.
El miedo es la arma que
usa la clase política cuando ve amenazado su estatus, de la misma forma que lo
usan las grandes empresas para aumentar sus beneficios a base de contratos
precarios, obteniendo la sumisión absoluta de sus empleados, que llegan incluso
a venerar a sus “amos” a lo Síndrome de Estocolmo. Tal y como se define “Trastorno psicológico temporal que aparece
en la persona que ha sido secuestrada y que consiste en mostrarse comprensivo y
benevolente con la conducta de los secuestradores e identificarse
progresivamente con sus ideas, ya sea durante el secuestro o tras ser liberada”.
¿No os suena lo mismo en las votaciones?.. pues eso.
Los altos dirigentes
políticos conocen de sobra las formas de manipular a la gente, porque siempre
han sido las mismas, las Religiones las han usado a lo largo de la historia, no
es cosa nueva.
Pero una Sociedad con
miedo, es una Sociedad sin alma, sin voto, sin consciencia y sin poder de
decisión. El miedo anula, inactiva y abre la mente inconsciente a toda
manipulación.
Pero solo hay una forma
de combatir el miedo y esta es afrontarlo, mirarlo a la cara, pasarle un filtro
analítico y racional, contrastando información, y sobretodo estar informado de
lo que ocurre. Quizá lleva su tiempo, pero vale la pena decidir por lo que
quieres, no por lo que quieran que quieras, a Matrix me remito, ¿qué pastilla
tomarías tú?