Según muchas personas,
lo correcto sería decir siempre la verdad, incluso hay personas que se ven
incapaces de “soltar” una mentira. Discrepo en este asunto.
Una cosa sería el
mentiroso compulsivo, el que miente en todo, que acaba confundiendo la verdad
con la mentira.
En el lado opuesto, y
también en un extremo, está aquella persona que es incapaz de mentir y ante
todo dice la verdad.
Como ya he dicho en
muchos escritos, los extremos no son buenos, estén el polo que estén, y a más
son inadaptativos al 100%.
Imagina que no quieres
ir a un sitio, a una cena o a un compromiso, y con la verdad por delante,
mostrando toda tu sinceridad, lo dices: No vengo, porque no me apetece.
Felicidades!!!, has ido con la verdad por delante, pero a lo mejor tienes a
alguien ofendido.
Imagina la misma
situación, y con la mentira o excusa, contestas: No puedo. Mentira!!! poder, sí
que puedes, pero no quieres ir.
Imagina la misma situación.
Te tragas la verdad y la mentira y vas contra tu voluntad. ¿Te molesta, eh?,
pero te tienes que callar porque eres tu quien ha escogido hacer una cosa
contra tu voluntad.
Si en estos temas, en
vez de llamar mentira, lo llamas excusa, te va a ser más fácil. Una excusa,
como a tal, no tiene porque ser verdad, por eso se le llama excusa.
El término mentira va
muy ligado a la religión católica, que la ha endemoniado, cual pecado capital
se tratara.
El que miente para
obtener beneficio propio, se está comportando mal, pero el que miente para
evitar un conflicto o evitar un malestar ajeno, se está comportando bien, a
pesar de que miente.
Para acabar, otro
ejemplo: Te encuentras por la calle a alguien que conoces y te pregunta ¿cómo
me ves?. Resulta que no está en su mejor momento y tú, con la verdad por
delante, con sinceridad, le recuerdas que no es su mejor momento. Has dicho la
verdad, sí, pero ésta ¿ha servido de algo?.....
Antes de poner en tela
de juicio la mentira como negativo y la verdad como positivo, valora su
resultado.
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