Muchas veces nos preocupamos por
situaciones futuras que puedan aparecer en un futuro inmediato, o en un futuro
tardío. Situaciones que a veces no ocurren nunca pero nos dejan ahí, pendientes
de encontrar una solución o una respuesta ante el problema que aún no tenemos
delante, para estar preparados.
Cuando tienes un problema
delante, presente, es importante saber ocuparse de ello, no esconder la cabeza
como haría un avestruz. Este es el momento de desplegar todas las fuerzas para
intentar hallar una solución.
Mi abuelo, una persona muy sabia
en mi vida, dijo antes de morir: si de alguna cosa me arrepiento es de haberme
preocupado por cosas que jamás sucedieron….. una gran verdad.
Después, en segundo lugar, está
en cuantificar “qué es un problema que te haga preocupar u ocupar de demasía”. Puede haber problemas económicos que te impidan
pagar una factura, y ser éstos muy importantes, pero, ¿qué pasaría si los
problemas fueran más vitales?, como la pérdida de un ser querido. ¿Tendría
tanta importancia poder pagar una factura, o que te cortaran la luz por no
hacerlo?
El preocuparse por un tema puede
colapsar a la persona, incluso si el tema no es vital, y me refiero a vital
cuando afecta directamente a la vida de una persona o de sus allegados.
Preocuparse por una cosa que no
está sucediendo en este mismo momento es como intentar resolver un problema
matemático del cual no tenemos el problema escrito.
Nunca se sabe cómo resolver el
2+2, sino lo vemos escrito de antemano. Si ante el mismo problema te muestro
una hoja en blanco, ¿serías capaz de dar la respuesta?.... pues no, porque no
tienes el problema delante.
Así que, antes de anticipar la
solución de un problema que aún no tienes (preocuparte), primero observa,
si éste es presente (por lo cual, toca
ocuparte) y si éste es vitalmente importante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario