¿Existen
diferencias entre la depresión en la adolescencia y la depresión en la edad
adulta?
Muchas
veces la forma en que se manifiesta exteriormente la depresión es diferente en jóvenes
y adultos. El adolescente presenta frecuentemente agresividad e irritabilidad
como síntomas predominantes, hecho que produce un retraso en el diagnóstico, y
que pueda pasar desapercibido. Además, los jóvenes, tienen poca predisposición
para expresar de forma precisa su estado anímico y no siempre dan la impresión
de estar tristes.
La
depresión juvenil, a diferencia de la adulta, comporta más problemas
interpersonales y de baja autoestima.
Existe una alta correlación entre la depresión juvenil y
el mal funcionamiento familiar.
El
problema de la depresión juvenil ha cobrado importancia como consecuencia de
una problemática relacionada, el aumento a edad más temprana, del consumo de
alcohol y drogas, así como el aumento de la violencia y conductas peligrosas
como forma de descargar el estrés.
- Vivir con mucha presión.
- Haber experimentado una pérdida.
- Sufrir déficits de atención, de aprendizaje o
en la conducta.
- La presión que impone una sociedad que no
tolera el fracaso, que exige sobre-límites y que incita a la competencia y el
materialismo.
- Ansiedad.
- Estado depresivo subclínico.
- Una pobre imagen corporal relacionada con una
baja autoestima.
- Problemas académicos.
- Discapacidad física, aunque sea leve, o mala
condición de salud física.
- Relaciones conflictivas, ya sea con los
compañeros o con los progenitores.
- Consumo de alcohol y drogas.
- Componentes genéticos y/o hereditarios
¿Existe
un perfil característico de personalidad con tendencia a la depresión en
adolescentes?
Existen
una serie de rasgos que favorecen la depresión juvenil, éstos son:
- Presencia de un aislamiento social debido a una
pobre comunicación, el caso de jóvenes que ya desde pequeños les costaba
comunicarse con sus compañeros.
-
Baja autoestima, lo que les hace dependientes de
un líder.
-
Alto sentimiento de culpabilidad.
-
Sensibilidad extrema hacia el rechazo y el fracaso.
-
Alta exigencia en sí mismo, auto-imposición de
metas muy altas, que muchas veces no se pueden lograr, confirmando así su
hipótesis de que no sirven para nada.
-
Dificultad en sus relaciones, que excusan con un
comportamiento hostil.
Muchas veces
la forma que tienen los jóvenes de “huir” de su malestar cuando se sienten
deprimidos, junto con el hecho de que se sienten incomprendidos, les lleva de
lleno al abuso de drogas y alcohol. Esto les levanta “falsamente” el ánimo, les
permiten evadirse de la realidad y les facilita la socialización.
Respecto
a este tema cabe diferenciar el joven que toma sustancias porque se siente
deprimido, que aquel que presenta depresión como consecuencia del consumo de
sustancias. Una forma de diferenciarlo es el hecho de que el trastorno de ánimo
inducido por el consumo de sustancias se disipa con la abstinencia, cosa que no ocurre con el trastorno depresivo primario.
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